Las Criptomonedas; la nueva pólvora del siglo XXI?

Las Criptomonedas; la nueva pólvora del siglo XXI?
Carlos Alberto Barrios
Moore Stephens Madrid
 
Seguramente podemos decir que la invención de la pólvora marcó un antes y un después en el desarrollo de la civilización. Originalmente desarrollada con fines medicinales y religiosos siendo usada para celebrar la paz, la espiritualidad espantando los malos espíritus. Pocos siglos después su uso en la guerra fue determinante en las conquistas Mongoles, usadas para impulsar flechas, cohetes, proyectiles y toda clase de artilugios bélicos con una finalidad totalmente opuesta a la paz y la religiosidad de sus orígenes, de ahí en adelante conocemos en que ha terminado.


Esta analogía me viene a la mente con la trama de las criptomonedas y la penetración caótica de éstas en un mercado qué dudo comprenda su conceptualización, su estructura y su riesgo; no parece que hayamos aprendido de los entramados de las famosas cadenas piramidales y burbujas financieras conocidas en el mundo desde mediados de siglo IX.

Las criptomonedas (que ya rondan las 1.600) son un tema complejo tanto en su compresión filosófica-financiera, comercial y más aún en su entendimiento tecnológico, donde actores desconocidos están moviendo y ganando millones de criptomonedas que tarde o temprano terminaran convertidas en monedas fiduciarias convencionales, con consecuencias económicas que seguramente se harán sentir en los mercados.

Las criptomonedas fue un modelo para facilitar intercambios de bienes simples que tenían valor entre partes virtuales y desconocidas, no afectadas por la intermediación bancaria y el control fiscal. En pocas palabras un sistema de trueque digital avanzado y seguro para el intercambio de bienes entre dos partes virtuales. Como avance tecnológico por el desarrollo y uso de muy complejos algoritmos, protocolos de red y entramados criptográficos es sorprendente; de elevado valor del conocimiento, inteligencia y creatividad del ser humano. Sin embargo su conceptualización ya desde el principio a mi forma de ver y pensar evadía un principio mercantil como la evasión del pago de un tributo por el proceso comercial de venta o compra convirtiéndolo en un “dinero negro”.

Obtener dinero rápido, sin control, con elevadas ganancias, sin intermediación bancaria y más importante sin pagar impuestos es el sueño de muchos idealistas. En pocas palabras el ideal del hippie de los 60´s: la eliminación de la banca capitalista y del gobierno neoliberal que subyuga a los pueblos con sus tributos! Ah, ok.

Estamos viendo como mercados muy controlados están limitando, bloqueando y hasta prohibiendo su uso por el riesgo implícito del mismo en su economía. No está entendido ni regulado, no están del todo claro sus efectos contables y financieros ya que existen diferentes supuestos de la naturaleza de las transacciones y su valorización; el tema de la evasión fiscal de las transacciones que no deja de ser significativo; y algo que puede ser más perverso y peligroso como su uso para legitimar dinero ilegal proveniente de delitos de terrorismo, corrupción, drogas, trata de personas y órganos para decir las primeras que se me vienen a la mente.

Al final del camino las criptomonedas a través de un “Exchanger” convertirá la moneda virtual a un “valor de mercado” en dinero “contante y sonante”, que puede ser usado para cualquier fin; esperando que no sea para pagar armas, esclavos o terrorismo.

Soy tecnólogo, considero que el avance de la tecnología tiene que tener un sentido social para mejorar la calidad de vida de la gente, de su economía, la salud, la alimentación o el medioambiente. Pero la pólvora del siglo IX también tenía una finalidad mística y de fe religiosa y terminó siendo el invento más nefasto que la humanidad haya visto. Podrá convertirse las criptomonedas en la pólvora del siglo XXI?. Esperemos que no. Esperemos que la civilización entienda que buenas ideas deben ser bien canalizadas y controladas para que cumpla el fin con el cual fueron creados evitando que mentes criminales usen y se aprovechen de ellas y de los que creen en ella.


Considero que su avance será indetenible; lo único que promuevo es tal como dijo Bonaparte “Ve despacio que tengo prisa”.

Si deseas comentar u opinar estas en libertad de hacerlo, respetando las ideas de los otros, no exponiendo a personas ni instituciones. Ninguno tenemos la verdad absoluta.

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